martes, 4 de noviembre de 2008

La “oveja negra” en la familia de don Bosco


Luis era el segundo hijo varón de José y estuvo también él, como su hermano Francisco, en el Oratorio en 1854. Terminó sus estudios secundarios.

Dice don Lemoyne que cuando enfermó don Bosco gravemente en Varazze, a fines de 1871 y principios de 1872, este sobrino estuvo junto a su lecho.

En esa ocasión don Bosco dejó escrito en un pequeño trozo de papel:
“Confirmo mi testamento anterior, constituyendo mi heredero universal y ejecutor testamentario al sacerdote Miguel Rua, actual prefecto de San Francisco de Sales en Turín. Quedan fuera de esta disposición sin embargo los bienes paternos que poseo en Castelnuovo d’Asti, que deseo dejar a mis dos sobrinos Luis y Francisco, ambos hijos de mi único hermano José. Ellos están obligados a entregar 200 francos a cada una de sus hermanas y a cada uno de los hijos e hijas de mi hermanastro Antonio, pero solamente a aquellos que estén vivos al momento de mi muerte, y después de dos años de mi fallecimiento, sin exigir intereses”.

En 1874 precisó su pensamiento en cuanto a su sobrino Luis, y escribe: “La parte que forma mi patrimonio eclesiástico quiero que en sus dos terceras partes se entregue al sobrino Luis y esto para compensarlo porla especial solicitud, molestias y gastos que hizo por mi causa”.

Estuvo trabajando en un juzgado en Casale Monferrato. Fue allí donde encontró a la mujer, que nunca llegó a ser su esposa porque era ya separada, y con ella vivió hasta su muerte.

Don Bosco ,que lo amaba tanto, no pudo aceptar esa situación. Le llamó la atención. Fue inútil y no lo quiso ver ya más. Solamente lo recibió en una breve entrevista poco antes de morir, con objeto de dejar bien clara la división entre sus bienes y los bienes de la Congregación. El sobrino dejó bien claro que iniciaría un pleito judicial para exigir cuanto poseía su tío. Pero murió seis días después de don Bosco, con los auxilios de la santa religión.