martes, 22 de enero de 2008

La casita donde nació don Bosco



Es muy conocida la fotografía de la “Casita de don Bosco”. Su paredes son de ladrillo y se ve con claridad al frente una escalera que lleva al segundo piso, donde estaban las habitaciones para dormir.

La verdad histórica es que en esa casita no pudo haber nacido don Bosco, porque su padre, Francisco Luis, la adquirió el 18 de febrero de 1817, cuando Juanito ya tenía un año y medio de vida.

En los archivos tenemos el documento de compra-venta y dice allí que la construcción no es de buena calidad, es decir, no estaba apta para ser habitada. Se destinaba en ese momento a guardar instrumentos de labranza, o a reguardo de los animales durante el invierno. Se le identifica como la casita de I Becchi, también Casa Cavallo.

Cuando Juan Bosco nació, su familia estaba empleada en una finca llamada “El Monasterio” que pertenecía los señores Biglione que habitaban en Turín. En esta finca nació don Bosco. Esta finca se ubicaba a unos 150 metros de I Becchi.

Desgraciadamente la Casa Biglione fue destruida para edificar en ese lugar el actual santuario de San Juan Bosco. En el momento en que se demolía no se sabía que allí realmente había nacido el santo. Sin embargo nos alegra saber que en el preciso lugar en que se ubicaba la parte de la finca que habitaban los empleados, queda el recinto donde ahora se venera la reliquia insigne, atrás del altar de la cripta.
P. Jorge García, SDB

martes, 8 de enero de 2008

Poner la cabeza junto a don Bosco (D. Albera)



Tenemos un poco más de 40 fotos originales de don Bosco. Una de ellas, nos deja ver al santo en el momento de su actividad pastoral que más le gustaba: confesando a sus muchachos. La historia de la foto es curiosa. En esos tiempos de los inicios de la fotografía no había instantáneas, sino que se necesitaba tiempo largo para que la placa pudiera ser impresa.

Se preparó el grupo para la fotografía. Cuando el fotógrafo tenía todo preparado para la foto, un chiquillo que posaba como penitente en el confesionario junto a don Bosco, no lograba quedarse inmóvil por varios segundos, porque estaba muy nervioso. El fotógrafo se impacientaba y pidió a don Bosco que escogiera a otro niño. El Santo le digo con afecto al chiquillo: mira, Pablito, pon tu frente junto a la mía y te sentirás tranquilo y todo saldrá bien. Así lo hizo el niño. Logró tranquilizarse y la foto se tomó. Está muy bien lograda y la conocemos en todo el mundo. Lo curioso es que aquel Pablito de la foto llegó a ser salesiano y lo conocemos como Don Pablo Albera, el segundo sucesor de don Bosco.

A todos los miembros de la Familia Salesiana nos ayuda mucho, para serenar nuestra vida y aclarar nuestra vocación salesiana, el poner nuestra cabeza junto a la de don Bosco. Necesitamos que nos transmita su carisma y su pensamiento educativo.
P. Jorge García, SDB