Dicen las Actas del Primer Capítulo General, que se tuvo del 7 de septiembre a l7 de octubre de 1877 : Se volvió después a hablar un rato sobre la predicación. En la segunda conferencia se había determinado que algún socio compusiese un breve tratado de elocuencia sagrada que sirviera de texto en los cursos de teología; se designó a don Juan Bonetti.
Pero es preciso, dijo don Bosco, que este tratadito de preceptos no se refiera únicamente a la predicación, sino también a la educación que hay que dar a los jóvenes. Hay que encarnar en él nuestro sistema preventivo de educación. Tiene que ser el amor quien atraiga a los jóvenes a hacer el bien, por medio de una continua vigilancia y dirección; y no el castigo sistemático de las faltas, después de haberlas cometido. Es un hecho comprobado que este segundo método, las más de las veces, atrae sobre el educador el odio del joven de por vida.
Además, la predicación sea sencilla. Dese la definición del tema que se va a tratar; de la definición se saca la división y se explican las partes. No se amontonen muchos textos o muchos hechos, apenas mencionados, para convencer de algo: sino explíquense bien y póngase de relieve aquel texto o aquellos pocos textos. Y en lugar de mencionar muchos hechos, elíjase uno, el que sea más apropiado, y nárrese con todos los detalles que más sirvan para lograr el fin que se pretende. La limitada inteligencia del niño, incapaz de comprender y apreciar la multiplicidad de las pruebas, tendrá por el contrario grabada profundamente en la mente esta única, y si recibió de ella una fuerte impresión, su tierna memoria la recordará después durante muchos años. (M.B. XIII, 256)
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